Belinda Smith
En 2021, Belinda Smith, de 57 años, sufrió un accidente automovilístico que le dejó graves lesiones en el hombro y la cadera. Sin seguro médico, no podía pagar la atención que necesitaba, incluida una operación de reemplazo de cadera de $3,500. A pesar de trabajar horas extra como enfermera privada en ese momento, el empleador de Belinda no ofrecía beneficios médicos, dejándola a cargo de manejar sus lesiones por su cuenta. Con el tiempo, su condición empeoró sin el tratamiento adecuado, pero ella siguió adelante, trabajando hasta marzo de 2024, cuando sus limitaciones físicas hicieron imposible cuidar a sus pacientes.
Ahora, Belinda se encuentra subempleada y en el vacío de cobertura: no califica para Medicaid ni puede pagar un plan de salud del mercado de seguros. Se ha visto obligada a depender de visitas a la sala de emergencias y de un centro de salud local para recibir atención, acumulando gastos de su bolsillo. Aunque el centro de salud proporciona atención básica, no ofrece las cirugías especializadas ni la atención a largo plazo que necesita, y con frecuencia se ve obligada a retrasar el surtido de sus recetas porque simplemente no puede pagarlas.
Belinda está ansiosa por volver a trabajar. Sin embargo, sabe que sin las cirugías y los tratamientos que necesita, no puede hacerlo. «No estoy pidiendo dinero… solo quiero Medicaid para poder recuperarme», dice. «Porque una vez que tenga esta cirugía, podré volver a trabajar».
Desde que dejó su trabajo como enfermera, Belinda ha luchado por cubrir los gastos básicos haciendo trabajos ocasionales, pero no ha sido suficiente. Ha acumulado una deuda médica significativa y enfrenta el estrés constante de elegir entre su salud y las necesidades básicas. El acceso a la atención médica le permitiría recibir las cirugías y el cuidado continuo necesarios para su recuperación y su salud en general.